Al
parecer hay motivos para el optimismo y no debemos hacer caso a profetas y
agoreros alarmistas. En medio del general griterío de apocalipsis hemos oído la
noticia tranquilizadora de que la Vuelta ciclista a España de esta temporada
saldrá de nuestra tierra, para lo cual los poderes públicos han puesto sobre la
mesa la bonita suma de un millón y pico de euros. No hace falta que calculen la
de salarios, subsidios y ayudas que podrían abonarse con esa cantidad. Quédense
con la idea principal: si nos alcanza para esto, sin duda es que nadamos en la
abundancia. Ha querido el azar que en el mismo día coincidieran dos anuncios de
signo opuesto. Uno, el inquietante, la advertencia del delegado de Cáritas al
Parlamento sobre el aumento de casos de miseria que se va a producir cuando
entren en vigor los nuevos criterios de adjudicación de la renta básica. No lo
ha dicho un perroflauta cualquiera, sino alguien que maneja datos y evidencias
concretas y con la suficiente experiencia como para tener bien tomado el pulso
al asunto. El otro anuncio, el alegre y festivo, ha sido este de las bicis
atravesando el corazón de la ciudad el próximo agosto gracias a las gestiones
del vicepresidente primero del Gobierno. Es decir, que mientras la pobreza ya
está aporreando la puerta nuestros gobernantes tiran la casa por la ventana.
Será para compensar lo uno con lo otro. Pero, por muy atractivo que vaya a ser
el espectáculo ciclista, sospecho que la pobre gente hambrienta y amenazada de
exclusión social no se sentirá atendida por el hecho de que la inviten a agitar
banderitas en las aceras al paso de la serpiente multicolor. La simetría entre
sonrisas y lágrimas está bien para un musical en el Baluarte, pero no funciona
igual en materia de necesidades sociales. Y tampoco el comprensible culto que
aquí se rinde a la bicicleta justifica ciertos gestos de faraones de
provincias. Los primeros en saberlo tendrían que ser quienes alardean de
representar los valores de la izquierda dentro del Gobierno.
Publicado en Diario de Navarra, 14 de enero de 2012
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