martes, 10 de enero de 2012

Retrato


Cuando diez o veinte años atrás una institución encargaba a un artista el retrato de su presidente, la controversia solía estar en el nombre del pintor. Ahora lo que se discute es el precio del encargo, y aún más: se pone en tela de juicio el encargo mismo. Del debate artístico hemos pasado al debate del gasto. Nuestras conversaciones ya no giran en torno a los nepotismos culturales sino que hablamos de dispendios económicos. Estos días el Parlamento de Navarra ha anunciado la ejecución del retrato de la última presidenta y eso ha encolerizado a bastante gente. Son muchas las cosas que podrían hacerse con los seis mil euros y pico a que asciende el encargo. Gastarlos a palo seco en un cuadro puede resultar insultante si se mira con los ojos de un parado a fin de mes. Pero de ahí al despilfarro hay un trecho. Todas las instituciones tienen su galería de ilustres, que no la han interrumpido ni los episodios de corrupción ni las caídas en desgracia ni los golpes de estado. Aunque conservan los resabios de una vieja vanidad cortesana ya en desuso en otros órdenes de la vida, esta clase de símbolos contribuye a su manera a sostener el edificio social. No sería justo borrar de la memoria de la cámara a una representante democrática solo porque su legislatura haya coincidido con un tiempo de vacas flacas. Como apaño de circunstancias algunos han propuesto la alternativa del fotomatón, o el regateo con el pintor para conseguir un precio de saldo, o incluso el concurso entre jóvenes artistas para adjudicarlo a quien se preste a pintar el cuadro por amor al arte. Otra vez desvalorizando la cultura, como empieza a ser costumbre. Optar por cualquiera de estas ocurrentes soluciones supondría refrendar la cada vez más extendida idea de que el trabajo del artista no vale un pimiento. Es evidente que la pobreza nos ha vuelto hipersensibles y hasta un punto histéricos, de modo que saltamos a la mínima y acabamos propinando patadas al poder en el culo de los inocentes. Y el más inocente de todos, la cultura.

Publicado en Diario de Navarra el 7 de enero de 2012


No hay comentarios:

Publicar un comentario